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piazzetta

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SACRIFICIO DE ISAAC

Un hijo tenía Abrahán
muy querido y estimado;
le traía bien vestido,
le traía bien calzado,
de los regalos del mundo,
le tenía regalado:
que no comía gallina,
ni comía cordero asado,
sólo pavo de las Indias,
que costaba cien ducados.
Dios, por saber su intención,
mandó que fuese quemado.
—Si el Rey del Cielo lo manda,
que se cumpla su mandado.—
—Ven acá tú, hijo mío,
ven acá tú, hijo amado,
vamos a caza, hijo mío,
a aquel monte despoblado,
vamos a caza, hijo mío,
al Monte de los Nublados.—
Cogiera un hacha en el hombro
y a su hijo de la mano.
Cuando iban la cuesta arriba,
el niño se iba cansando:
—Diga, diga, padre mío,
diga , diga, padre amado,
¿adónde queda ese monte,
ese monte despoblado?
—Allá arriba está, hijo mío,
donde está el cierzo posado.—
Abrahán cortaba la leña,
su hijo la iba atropando;
desque un rimero juntó,
el niño se sentó al lado.
—¿Que estás mirando, hijo mío,
que estás tú considerando?
—Miro, padre, aquella lumbre
cómo se va alborotando,
¿dónde está el manso cordero
que en ella se verá asado?
—Tú lo has de ser, hijo mío,
tú has de serlo, mi regalo,
el Rey del Cielo lo dice,
ha sido de Dios mandado.
—Si está mandado de Dios,
cúmplase luego el mandado.
Áteme de pies y manos,
por que muera sosegado;
póngame un paño a los ojos,
por que no le mire airado.
A la mi madre querida
no se lo diga en un año;
y si os pregunta por mí,
dígale que estoy con amo,
y si os pregunta que adónde,
cerca del Monte Calvario.
—¡Detente, Abrahán, detente,
no mates a tu hijo amado;
detente, Abrahán, detente,
mira un cordero enzarzado!

De esta dramática escena conozco versiones del siglo XX procedentes de Palencia, Burgos y Cantabria. En 1951 tuve la fortuna de oírsela en Brañosera a una mujer de Herreruela (Encarnación Cenera).

Es heredera, por tradición oral, de un romance, que, como muchos de los compuestos por los romanceristas letrados más antiguos, está rimado todo él en –ado. Fue divulgado en un Pliego suelto del siglo XVI, que contenía siete romances todos ellos de tema bíblico. De este Pliego suelto lo tomó la Segunda parte de la Silva de Romances, 1550. Comienza “Si se partiera Abraam, / patriarca muy honrrado”. Tiene 108 octosílabos y, aunque hace dialogar repetidamente a Ysaac con Abraham camino del monte y en el lugar del exigido sacrificio, se mantiene apegado a un modo de exposición juglaresco, lento y pesado. En el curso de su vida oral, el texto, no obstante conservar fielmente muchos de los motivos y expresiones de la vieja composición letrada, se ha metamorfoseado poéticamente, haciéndose mucho más emotivo y bello que su original literario.

Es temáticamente una rareza en la tradición peninsular cristiana, ya que la Inquisición tenía especial cuidado en restringir al mínimo, fuera del ámbito de la liturgia, la difusión en lengua vulgar de exposiciones basadas en la Biblia. Y su presencia en la tradición moderna se debe a la fuerza trágica de la escena descrita, más que a la importancia religiosa del tema. Basta ver que las versiones de Cantabria sitúan la acción «en un lugar junto a Burgos / que se llama Villarcayo» o que las leonesas llaman, al padre, «Pedro Adán».

Contrasta llamativamente con la tradición «cristiana» peninsular, la del romance entre los judíos salidos de España. Del siglo XVII conocemos ya un texto resumido y mal recordado, copiado en una miscelánea judaica portuguesa; pero no se manifiestan en él huellas de una continuada transmisión oral. Es sólo muestra de la acogida, en círculos judíos, del romance, acogida que dio lugar a su tradicionalización, ampliamente documentada en las comunidades marroquíes del siglo XX. El texto que en ellas se cantaba, es una curiosa adaptación judaica del romance cristiano. Constituye una excepción dentro del Romancero sefardí, en el que, por lo general, no es ostensible la judaización de los temas del Romancero, ya que los transmisores judíos lo enriquecieron temáticamente, adicionándolo con toda una serie de motivos y escenas basadas en el propio relato bíblico y en la tradición talmúdica: las diez pruebas de Dios a Abraham, «el mecatreh» que lleva a Sarah la falsa noticia de la muerte de su hijo, la muerte de Sarah, el duelo de Abraham e Ishaac que compran su mortaja, el entierro de la «madre» del pueblo judío en la sepultura comprada en el campo de Hebrón.

De resultas, el romance sefardí, aunque siga siendo predominantemente narrativo y se asemeje más al original juglaresco que el tradicional castellano-leonés, se ha separado de él textualmente mucho más que el relato «cristiano», pese a la pérdida en éste de una función «religiosa».

Con todo, las dos tradiciones, la cristiana y la judía, es evidente que recurrieron parte de su trayecto juntas. Ambas comparten, frente al romance erudito, no sólo la asonancia (substitutiva del consonante –ado), sino algunos detalles en la forma de adaptar las escenas. Por ejemplo, los versos del texto judeo-marroquí:

—Padre, atéisme los pies,
padre, atéisme las manos,
con el fervor de la sangre
no vos haga algún pecado;
padre, tapéisme los ojos,
no vos vea mal airado.—
Con el tual de la leña
pies y manos le había atado,
con una cinta morada
los ojos le había tapado,

se muestran a medio camino entre los correspondientes del romance letrado:

—Dadme vuestra bendición
por que muera consolado;
también las manos me atad
porque esté más sosegado,
porque, con la juventud,
no haga algún desaguisado.—

(…)

Dada ya la bendición,
los ojos le ha envendado,

y los que se dan en la tradición castellano-leonesa:

—Padre, cortáime la lengua,
por si vos ofendo en algo;
padre, atéisme las manos,
porque no vaiga braciando;
padre, atéisme los pies,
pa que no vaiga enredando,

o

—Átame de pies y manos
pa que muera sosegado,

o

—Los brazos me atará atrás
con un cordón encarnado;
los ojos me ha de vendar
para no verle airado.

Diego Catalán 

Cuadro de Giambattista  Piazzetta, «El sacrificio de Isaac»

Publicado el 29/03/2007 23:06. Archivado en Wayback Machine

Romances publicados:

** 1.- La bella en misa

** 2.- La muerte ocultada

** 3.- El caballero burlado

** 4.- La infantina

** 5.- El prisionero

** 6.- Espinelo

** 7.- Ogier y Roldán

** 8.- El moro Búcar ante Valencia

** 9.- Muerte del duque de Gandía

**10.- Muerte del Maestre de Santiago

**11.- La merienda del moro Zaide

**12.- Cercada está Santa Fe

**13.- Por la ribera del Turia

**14.- El enamorado y la muerte

**15.- El rey Rodrigo pierde el reino

**16.- Lanzarote y el ciervo de pie blanco

**17.- Gaiferos libera a Melisendra

**18.- Paris y Elena

**19.- Aliarda

**20.- El caballo robado

**21.- El rey chico y la mora cautiva de Antequera

**22.- Durandarte envía su corazón a Belerma

**23.- El infante don García

**24.- Grifos lombardo

**25.- Gerineldo

**26.- La condesita

**27.- La condesa de Castilla traidora

**28.- Nacimiento de Bernardo

**29.- Marquillos

**30.-La vuelta del navegante

**31.- El conde Dirlos

**32.- Penitencia de Rodrigo

**33.- Enamorada de un muerto

**34.- La guarda cuidadosa

**35.- La canción del huérfano

**36.- Flérida y don Duardos

**37.-El desdeño del amor

**38.- Paridlo, infanta, paridlo

**39.- Cómo no cantas, la bella

**40.- Bodas de sangre

**41.- Alabóse el Conde Vélez

**42.- Silvana

**43.- Bernal Francés

**44.-Sacrificio de Isaac

**45.- Nacido nos ha un bailico

**46.- La noble porquera

**47.- La caza de Celinos

**48.- El veneno de Moriana

**49.- Bodas se hacían en Francia

**50.- Don Manuel y el moro Muza

**51.- Don Diego y el moro que retó a Chamartín

**52.- Mientras yo podo las viñas

**53.- La Gallarda matadora de hombres

**54.- El cautivo y el ama buena

**55.- La serrana de la Vera

**56.- El Cid pide parias al moro

**57.- El conde Alemán

**58.- El pajecico sacado del mar

**59.- El infante vengador

**60.- Valdovinos sorprendido en la caza

**61.- Quejas de doña Urraca

**62.- El hijo póstumo

**63:- Una fatal ocasión

**64.- Juan Lorenzo, cuernos de oro

**65.- El Mostadí