soldados de la British 55 Division después de haber sido atacados con gas mostaza, 11 de abril 1918
Asunder a green sea, I saw him drowning./ In all my dreams, before myhelpless sight,/ He plunges at me, guttering, choking, drowning. Wilfred Owen, «Dulce Et Decorum Est», 1917.
Los Imperios han de nacer de una madre espartana, para que sus hijos perpetúen orgullosamente las atrocidades que los forjaron como patriotas.
La prision de Guantánamo o la de Abu Grahib son pálidos descendientes de la Prisión de Andersonville (Camp Sumter) en Georgia, donde murieron casi 13.000 prisioneros unionistas, víctimas de enfermedades, torturas y malnutrición durante la Guerra Civil Americana. Los campos de concentración nazi deben mucho a Goering, mucho a Himmler, pero más a Lord Kitchener, héroe británico al que la corona y el Parlamento premiaron con 50.000 libras, la Order of Merit y el título de vizconde por su victoria contra los boers. Lord Kitchener utilizó básicamente dos armas para ganar esta guerra: la táctica de tierra quemada y la utilización de campos de concentración para acabar con la población civil (mujeres, niños y viejos). En Octubre de 1901, había internados en estos campos 117.871 boers y habían muerto oficialmente 22.074 niños y 14.174 prisioneros negros.
Sigue leyendo →