Si alguno quisiere saber de la Auctora cuál fue su intención en las páginas de “Gatopardo”, digo que, siendo ignorante y no bachiller, escribí para pasar mi fortuna y darme solaz y gozo, si no castamente, al menos cautamente. Si me dicen cómo alcancé a saber tantas particularidades buenas o malas, digo que no es mucho escribir una vez lo que vi hacer y decir tantas veces; y si alguno quisiere decir que hay palabras maliciosas, digo que no quiera nadie glosar malicias imputándolas a mí, porque yo no pensé poner nada que no fuese claro y a ojos vistas, y si alguna palabra lo pareciere, digo que no es maliciosa, sino malencólica. Si me decís por qué en estos dos años no puse mi nombre, digo que mi oficio me hizo noble, siendo de los mínimos de mis coterráneos; y, como vi coger los ramos y las hojas del árbol de la vanidad a tantos, yo, que soy de chica estatura, no alcancé más alto, y me asenté a su pie para ver pasar la vida. Y, por ello callé y callaré mi nombre.
Gatopardo.
Foto P. Salaun
Publicado el 31/01/2007 19:15. Archivado en Wayback Machine