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(Marco Antonio se dirige al pueblo romano congregado en el Foro, llevando en brazos el cadáver de César, apuñalado por los libertadores, encabezados por Casio y Bruto. Los ciudadanos rugen de alegría por la muerte del tirano y abuchean a Marco Antonio, el mejor amigo de Julio César)

Antonio: Amigos, romanos, compatriotas, escuchadme: he venido a enterrar a César, no a ensalzarlo. El mal que hacen los hombres les sobrevive; el bien suele quedar sepultado con sus huesos. Que así ocurra con César

Bruto os ha dicho que César era ambicioso: si lo fue, era la suya una falta grave, y gravemente la ha pagado. Por la benevolencia de Bruto y de los demás, pues Bruto es un hombre de honor, como lo son todos, he venido a hablar en el funeral de César.

Fue mi amigo, fiel y justo conmigo; pero Bruto dice que era ambicioso. Bruto es un hombre honorable. Trajo a Roma muchos prisioneros de guerra, cuyos rescates llenaron el tesoro público. ¿Puede verse en esto la ambición de César? Cuando el pobre lloró, César lo consoló. La ambición suele estar hecha de una aleación más dura. Pero Bruto dice que era ambicioso y Bruto es un hombre de honor.

Todos visteis que, en las Lupercales, le ofrecí tres veces una corona real, y tres veces la rechazó. ¿Eso era ambición? Pero Bruto dice que era ambicioso y es indudable que Bruto es un hombre de honor.

No hablo para desmentir lo que Bruto dijo, sino que estoy aquí para decir lo que sé
Todos le amasteis alguna vez, y no sin razón. ¿Que razón, entonces, os impide ahora hacerle el duelo? ¡Ay, raciocinio te has refugiado entre las bestias, y los hombres han perdido la razón!… Perdonadme. Mi corazón está ahí, en esos despojos fúnebres, con César, y he de detenerme hasta que vuelva en mí…

Primer ciudadano: Creo que hay mucha sabiduría en lo que dice

Segundo ciudadano: Si te paras a pensarlo, César cometió un gran error

Tercer ciudadano: ¿Ah, si? Me temo que alguien peor ocupará su lugar.

Cuarto ciudadano: ¿Le has prestado atención? No creo que él quisiera tomar la corona. Y por lo tanto, no era un ambicioso.

Primer ciudadano: Y si se descubriera que lo fue… algunos lo soportaríamos.

Segundo ciudadano: Pobrecillo, sus ojos están rojos como el fuego de llorar…

Tercer ciudadano: No hay nadie más noble en Roma que Antonio.

Cuarto ciudadano: Préstale atención, que empieza a hablar otra vez.

Antonio: Ayer la palabra de César hubiera prevalecido contra el mundo. Ahora yace ahí y nadie hay lo suficientemente humilde como para reverenciarlo. ¡Oh, señores! Si tuviera el propósito de excitar a vuestras mentes y vuestros corazones al motín y a la cólera, sería injusto con Bruto y con Casio, quienes, como todos sabéis, son hombres de honor. No quiero ser injusto con ellos. Prefiero serlo con el muerto, conmigo y con vosotros, antes que con esos hombres tan honorables!

Pero aquí hay un pergamino con el sello de César. Lo encontré en su gabinete. Es su testamento. Si se hiciera público este testamento que, perdonadme, no tengo intención de leer, irían a besar las heridas de César muerto y a empapar sus pañuelos en su sagrada sangre. Sí. Suplicarían un cabello suyo como reliquia, y al morir lo mencionarían en su testamento, como un rico legado a su posteridad!

Cuarto ciudadano: Queremos escuchar el testamento. Léelo, Marco Antonio

Todos los ciudadanos: ¡El testamento!. ¡El testamento! Queremos escuchar el testamento del César.

Antonio: Tened paciencia, amigos. No debo leerlo. No es conveniente que sepáis hasta que extremo os amó César. No estáis hechos de madera, no estáis hechos de piedra, sois hombres, y, como hombres, si oís el testamento de César os vais a enfurecer, os vais a volver locos. No es bueno que sepáis que sois sus herederos, pues si lo supierais, podría ocurrir cualquier cosa.

Cuarto ciudadano: Lee el testamento. Queremos escucharlo, Antonio: debes leernos el testamento, el testamento de Cesar.

Antonio: ¿Queréis tener paciencia? ¿Queréis esperar un momento? He ido demasiado lejos en deciros esto. Temo agraviar a los honorables hombres cuyos puñales traspasaron a César. ¡Lo temo!

Cuarto ciudadano: ¡Esos hombres honorables son unos traidores!

Todos los ciudadanos:¡El testamento! ¡El testamento!

Segundo ciudadano: ¡Son unos miserables asesinos! ¡El testamento! ¡Lee el testamento!

Antonio: ¿Me obligáis a que lea el testamento? En ese caso, formad círculo en torno al cadáver de César, y dejadme mostraros al que hizo el testamento. ¿Bajo? ¿Me dais vuestro permiso?

Todos los ciudadanos: ¡Baja!

Segundo ciudadano: ¡Baja!

Tercer ciudadano: ¡Tienes permiso!

Cuarto ciudadano: Acercaos, haced un círculo.

Primer ciudadano: Haced sitio al cadáver.

Segundo ciudadano: Haced sitio al noble Antonio.

Antonio: ¡No me empujéis! ¡Alejaos!

Todos: ¡Atrás, atrás!

Antonio: Si tenéis lágrimas, preparaos a derramarlas. Todos conocéis este manto. Recuerdo la primera vez que César se lo puso. Era una tarde de verano, en su tienda, el día que venció a los nervos. ¡Mirad: por aquí penetró el puñal de Casio! ¡Ved que brecha abrió el envidioso Casca! ¡Por esta otra le apuñaló su muy amado Bruto! Y al retirar su maldito acero, observad como la sangre de César lo siguió, como si abriera de par en par para cerciorarse si Bruto, malignamente, la hubiera llamado. Porque Bruto, como sabéis, era el ángel de César. ¡Juzgad, oh dioses, con que ternura le amaba César! ¡Ese fue el golpe más cruel de todos, porque cuando el noble César vio que él lo apuñalaba, la ingratitud, más fuerte que las armas de los traidores, lo aniquiló completamente. Entonces estalló su poderoso corazón, y, cubriéndose el rostro con el manto, el gran César cayó a los pies de la estatua de Pompeyo, al pie de la cual se desangró… ¡Oh qué funesta caída, conciudadanos! En aquel momento, yo, y vosotros, y todos, caímos, mientras la sangrienta traición nos sumergía. Ahora lloráis, y me doy cuenta que empezáis a sentir piedad. Esas lágrimas son generosas. Almas compasivas: ¿por qué lloráis, si sólo habéis visto la desgarrada túnica de César?

Mirad aquí. Aquí está, desfigurado, como veis, por los traidores.

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Primer ciudadano: ¡Penoso espectáculo!

Segundo ciudadano: ¡Ay, noble César!

Tercer ciudadano: ¡Funesto día!

Cuarto ciudadano: ¡Traidores! ¡Miserables!

Primer ciudadano: ¡Sangrienta visión!

Segundo ciudadano: ¡Queremos venganza!

Todos: ¡Venganza! ¡Juntos! Perseguidlos, quemadlos, matadlos, degolladlos, no dejéis un traidor vivo!

Antonio: ¡Conteneos, ciudadanos!

Primer ciudadano: ¡Calma! ¡Escuchemos al noble Antonio!

Segundo ciudadano: Lo escucharemos, lo seguiremos y moriremos por él

Antonio: Amigos, queridos amigos: que no sea yo quien os empuje al motín. Los que han consumado esta acción son hombres dignos. Desconozco qué secretos agravios tenían para hacer lo que hicieron. Ellos son sabios y honorables, y no dudo que os darán razones. No he venido, amigos, a excitar vuestras pasiones. Yo no soy orador como Bruto, sino, como todos sabéis, un hombre franco y sencillo, que quería a mi amigo, y eso lo saben muy bien los que me permitieron hablar de él en público. Porque no tengo ni talento, ni elocuencia, ni mérito, ni estilo, ni ademanes, ni el poder de la oratoria para enardecer la sangre de los hombres. Hablo llanamente y sólo digo lo que vosotros mismos sabéis. Os muestro las heridas del amado César, pobres, pobres bocas mudas, y les pido que ellas hablen por mí. Pues si yo fuera Bruto, y Bruto Antonio, ese Antonio exasperaría vuestras almas y pondría una lengua en cada herida de César capaz de conmover y amotinar los cimientos de Roma.

Todos: Nos amotinaremos.

Primer ciudadano: ¡Quemaremos la casa de Bruto!

Tercer ciudadano: ¡Vamos, pues, persigamos a los conspiradores!

Antonio: Escuchadme, ciudadanos. Escuchadme lo que tengo que decir.

Todos: ¡Alto! Escuchemos al noble Antonio.

Antonio: ¡Pero, amigos, no sabéis lo que vais a hacer! ¿Qué ha hecho César para merecer vuestro afecto? No lo sabéis. Yo os lo diré. Habéis olvidado el testamento de que os hablé.

Todos: ¡Es verdad, el testamento! Esperemos a oír el testamento.

Antonio: Aquí está, con el sello de César. A todos y cada uno de los ciudadanos de Roma, lega setenta y cinco dracmas.

Ciudadano segundo: ¡Noble César! ¡Vengaremos su muerte!

Tercer ciudadano: ¡Oh, magnánimo César!

Antonio: Tened paciencia y escuchadme:

Todos: ¡Alto!

Antonio: Lega, además, todos sus paseos, sus quintas particulares y sus jardines, recién plantados a este lado del Tíber. Los deja a perpetuidad a vosotros y a vuestros herederos, como parques públicos, para que os paseéis y recreéis.

¡Éste sí que era un César! ¿Cuando tendréis otro como él?

William Shakespeare (1564-1616) The Tragedie of Iulius Cæsar

Traducción: Gerald Widemann

Autor foto de portada: John Swope (Marlon Brando como Marco Antonio en «Julio César» de Joseph Leo Mankiewicz, año 1953)

Publicado el 20/04/2006 23:48.  Archivado en Wayback Machine, con 24 comentarios.

Original en inglés, (fragmento traducido págs. 3-7) : The Tragedy of Julius Caesar: Act III, Scene 2. The Forum.pdf

Comentarios

Autor: A.Axdiri

Tema, fotos, narración, historia y ambientación excelentes, toda mi admiración, en una palabra ‘me gusta’.A.A

Fecha: 21/04/2006 02:44.

Autor: LeeTamargo

…César pagó el error político de casarse y tener un hijo con la reina de una potencia extranjera. No permitirían que el heredero de Egipto se erigiese en líder del imperio romano. A Cleopatra le salió mal la alianza y a Marco Antonio también, cuando intentó consolarla. Apasionante escena, Gatopardo…
SALUDÁNDOTE: LeeTamargo.-

Fecha: 21/04/2006 08:26.

Autor: puagh

Si existe una personalidad apasionante en la antigüedad, pocos pueden negar que ésta sea la Cayo Julio César.

El Julio César de Shakespeare debería estudiarse en cualquier asignatura de retórica. Es un auténtico monumento a la manipulación de la masa (como queda claro en este fragmento).

En el foro, imagino que fue Augusto, se construyó un templo dedicado a él. Hoy día, no se puede decir que sea uno de los edificios más bellos ni de los mejor conservados de Roma. Pero siempre me ha llamado la atención que manos desconocidas, cuando los idus de marzo se aproximan, dejan flores todavía en su memoria.

Fecha: 21/04/2006 08:59.

Autor: pau

¡Qué listo fue Marco Antonio!
Inteligente y fiel amigo.
Por él, la República no pudo resurgir y nació el Imperio.

Lo bueno de Shakespeare es que siempre deja la puerta abierta a la libre opinión, a la posibilidad de ver las cosas con distintos ojos.

Un abrazo.

Fecha: 21/04/2006 10:55.

Autor: alimaña news (redactor-jefe) a Lee Tamargo

Te has confundido a César con la difunta Diana de Gales.

Fecha: 21/04/2006 23:35.

Autor: Elena

¿Y no tienes la V.O. en latín? Yo es que así, en castellano puro y duro…

Fecha: 22/04/2006 00:16.

Autor: LeeTamargo

…A Alimaña news:
Me temo que se confunde usted o que desconoce la historia (que todo puede ser), dicho sea con respeto…
LeeTamargo.-

Fecha: 22/04/2006 17:04.

Autor: Gatopardo

Desde el punto de vista de Shakespeare y Suetonio, la muerte de César es consecuencia de la acumulación de poderes sobre sí, que hace peligrar la estructura de poder de Roma, y Bruto, después de matar a Julio César dice que lo hizo «no porque amase menos a César, sino porque amaba a Roma más.» Los conjurados actuan contra el despotismo, como libertadores y en defensa de las instituciones, y del poder del Senado, por sentido del honor cívico.
Leyendo a Suetonio, y a Séneca, no he encontrado que se mencione como dato relevante sus amoríos, que fueron numerosos y poco ortodoxos, hasta el punto que un poeta satírico de la época, cuyo nombre no recuerdo, decía de él que era el mayor amante de las mujeres y la mejor mujer de sus amantes. Pero en la Roma de su época esto no tenía las connotacíones morales que el cristianismo le ha dado, y hasta una época muy reciente los historiadores no han mencionado que tuviera alguna importancia que, entre todos sus hijos habidos de diferentes mujeres, estuviera el hijo habido con Cleopatra, que más pareciera una garantía de continuidad para mantener a Egipto como aliado en el futuro, ya que el sucesor se educába en Roma.
Pero seguramente será una idea que me he hecho con más base literaria que histórica.
Cuéntamelo, Luis, por favor, que tengo mis libros en cajas.
Alimaña: ahora que me lo recuerdas: tú quedaste en hacerme un bonito reportaje sobre el 80º aniversario de la reina de Inglaterra: mándamelo sin tardanza.
Un abrazo para todos.

Fecha: 22/04/2006 18:03.

Autor: alimaña news (redactor-jefe) a Lee Tamargo

Ni me confundo ni lo confundo. No hay otro en la red que pueda decir una melonada semejante a la que usted ha dicho. Dicho sea con todo respeto

Fecha: 22/04/2006 21:24.

Autor: Gatopardo

Desde Luego, Alimaña, ¡cómo se nota que la señora Alimañeja está a punto de hacerte padre por enésima vez! No te comes un rosco desde hace tiempo ¿a que no? Está caprichosilla ¿a que sí?
Y la pagamos nosotros, ¿verdad?
Ea, pues que sean trillizos esta vez. Y no corras, que es peor.

Fecha: 22/04/2006 23:51.

Autor: LeeTamargo

…Por consideración hacia ti, Gatopardo, daré una somera explicación de lo que es una lección de historia documentada y fácil de comprobar, si a uno de verdad le interesa el tema.
César derrotó a Pompeyo en Egipto. Allí conoció a Cleoptara y mantuvo una relación amorosa con ella de la que nació Cesarión, que enseguida su madre asoció al trono, es decir, de recién nacido.
Los enemigos de César, Bruto entre ellos, aprovecharon este hecho en su contra. El discurso que recoges tiene lugar cuando Marco Antonio, fiel amigo de Julio César, arenga al foro para defender y ensalzar los valores de su difunto amigo.
Aquí es cuando sale a la palestra Octavio Augusto, hijo adoptivo de Julio César que, dentro de ese ambiente de negociación (por llamarlo de algún modo) y lucha por el poder forma un nuevo triunvirato, el segundo. A Marco Antonio le destinan a Asia y allí cae prendido de la bella Cleopatra. Octavio intentó ganársele e incluso consiguió que Marco Antonio se casara con una hermana suya, pero acabó regresando junto a la faraona, por lo que Octavio entonces fue decidido a por ellos; su objetivo era el poder absoluto del Imperio. Aquí la historia oficial cuenta que Cleopatra y Marco Antonio se suicidaron, aunque distintas corrientes históricas contemplan la nada desechable posibilidad de que fueran asesinados o mandados asesinar por Octavio Augusto. Por cierto, Bruto acabó suicidándose también; y el propio Octavio se encargó de acabar con la vida del pequeño Cesarión, de apenas cuatro años.
El cristianismo no tiene parte en esto, aunque ya andaba cerquita, pero tanto el amor al prójimo como el odio, el crimen o la traición existían ya antes de los romanos.
…A veces es mejor no abrir la boca, pero es inevitable para algunos: la red se presta a estas salidas de pata de banco gratuítas. Si a partir de aquí se pretende emparentar a las momias con los príncipes de Gales, pasando por los cerros de Úbeda allá cada cual. Entiendo que el aburrimiento, la ignorancia, las ganas de polémica fácil y divertimento a costa de otros, hacen estragos. Pero disculpen que no entre a estas paparruchadas y siga a lo mío; pasaba por aquí…

UN SALUDO, GATOPARDO:
LeeTamargo.-

Fecha: 23/04/2006 07:01.

Autor: Gatopardo

Sí, Luis, vamos a centrarnos en el asesinato de César y la guerra civil que se desata a continuación. El punto de vista del historiador no deja de estar impregnado de las referencias culturales de la época en que vive, y por eso, al no encontrar en los historiadores contemporáneos de Julio César referencias que den importancia alguna a los amoríos, sino a la concentración de poderes que desvirtúa la esencia de la república romana y de sus instituciones, es por lo que me preguntaba si no será una interpretación muy subjetiva de los historiadores posteriores, la que considere como causa desencadenante «casarse y tener un hijo con la reina de una potencia extranjera.»
Cleopatra no es un personaje que se limite a acostarse con Marco Antonio, sino que establece una alianza política, conspira y forma parte de una conjura para luchar contra el poder hegemónico de Roma, junto a Marco Antonio, pero también a pesar de él. Cleopatra era lo que posteriormente se ha llamado «un hombre de Estado» y como tal, usó todas las armas, incluidas las de sus ejercitos.
Pero ya te digo que tiro de recueros viejos y de conclusiones, tal vez literarias y no históricas.
Un abrazo, Tamargo, y gracias por tus explicaciones

Fecha: 23/04/2006 10:46.

Autor: alimaña news (redactor-jefe) a Lee Tamargo

Eminencia: Cuando hable de «someras explicaciones» procure que no sean cimeras tonterías:
1. Tenga a bien facilitarnos las fuentes historiográficas en las que se apoyan sus memeces y no hable de dar «lecciones de historia documentada» cuando sus conocimientos se apoyan en «una de romanos» donde salía Liz Taylor, que estaba de toma pan y moja.
2. No se puede afirmar que Cesarión fuera hijo de César. Plutarco lo afirma, pero Suetonio lo niega. En Divvus Iulius,52 dice: » …denique accitam in urbem non nisi maximos honoribus praemiisque auctam remisit filiumque natum appellare nomine suo passus est» Confío en que su eminencia gris entienda el valor de «passus est». La identidad del padre de Cesarión era, en vida de César, cuestión muy debatida:
«Quem quidem nonnulli Graecorum similem quoque Caesari et forma et incessu traditerunt. M. Antonius adgnitum etiam ab eo senatui adfirmauit, quae scire C. Matium et C. Oppium reliquosque Caesaris amicos; quorum Caius Oppius, quasi plane defensione ac patrocinio res egeret, librum edidit, non esse Caesaris filium, quem Cleopatra dicat»
(Ibid.,) ¿Le queda claro a su eminencia ?
3. Este Cesarion, tuviera por progenitor a Cesar o a un acemilero, no tiene importancia política ninguna. La que usted se ha inventado, díganos de dónde la ha sacado. ¿En Lucano? ¿Qué texto? Octavio lo degolló, pero también hizo lo mismo con Antonio, hijo de Antonio y Fulvia.
4. Octavio no quería la muerte de Cleopatra:»Cleopatrae, quam seruatam triumpho magnopere cupiebat, etiam psyllos admouit, qui uenenum ac uirus exugerent, quod perisse morsu aspidis putabatur»
Y a los hijos que había tenido con Antonio, lejos de considerarlos pretendientes multiculturales al trono, «non secus ac necessitudine iunctos sibi et conseruauit et mox pro condicione cuiusque sustinuit ac fouit» (Ibid.,) ¿De qué pozo de ignorancia ha sacado usted la hipótesis del heredero que provocaba desvelos en Roma? Diga fuentes.
5. Sobre el consuelo que, siempre según su eminencia, Marco Antonio ofrece a Cleopatra, mire usted lo que dice el mismo Marco Antonio en una carta a Augusto :»Quid te mutauit? quod reginam ineo? uxor mea est. Nunc coepi an abhinc annos nouem? tu deinde solam Drusillam inis? ita ualeas, uti tu, hanc epistulam cum leges, non inieris Tertullam aut Terentillam aut Rufillam aut Saluiam Titinesiam aut omnes. An refert, ubi et in qua arrigas? (Ibiod.,69)
6. Como no tengo tiempo de estar contestando todas las tonterias que a usted le pasen por esa cabeza, le ruego deje en paz a Shakespeare, porque no me voy a pasar otro ratito explicándole que Shakespeare alteró y comprimio el relato de su fuente histórica con fines dramaticos.
¿Vale? que decían los romanos.

Fecha: 23/04/2006 22:56.

Autor: emilio

¡Vaya, vaya! César representaba a una facción del patriciado que tuvo la visión del alcance de los cambios que traía la expansión imperial. Roma ya no podía ser gobernada por una aristocracia municipal que miraba la realidad con las anteojeras de hacía un siglo. César se apoya en la plebe y en las conquistas de sus legionarios para alzarse con todo el poder y someter a las viejas familias a una instancia política de nuevo cuño.

Fecha: 23/04/2006 23:29.

Autor: La caminante

Apasionante

Fecha: 24/04/2006 00:24.

Autor: asturcon

Hacía tiempo que no entraba aquí y me está ustando lo de Julio Cesar, como profano en la materia me gustaría siguiensen con la discusión.siempre se aprende algo

Fecha: 24/04/2006 17:20.

Autor: ANDRES

El discurso de Marco Antonio es la perfeccion de la retorica. La frase final no escrita aca es la mas conmovedora.. » Pueblo Romano..»Dejad que la IRA OS ACONGOJE..» De Villano paso a Heroe…con solo palabras

Fecha: 19/01/2007 04:32.

Autor: Gatopardo

En el enlace a mi nombre de este comentario he puesto este fragmento de la película, interpretado por Marlon Brando. La lástima es que el que lo dobló en español tenía la puñetera escuela interpretativa que consiste en gritar para mostrar toda la gama de emociones de Marco Antonio.

Fecha: 22/04/2007 23:38.

Autor: Jack5

Esplendida presentacion, Shakespeare (y Cesar) estarian orgullosos.

Gracias Gatopardo

Fecha: 13/03/2008 21:03.

Autor: Guillermo

Hay un error en la autoría de la traducción: no es Gerald Widemann (que no hizo ninguna traducción al español) sino de Luis Astrana Marin, el primero en traducir íntegramente toda la obra de Shakespeare al español (no el primero en traducirlo, sino en hacer la obra íntegra).

Fecha: 04/09/2008 15:08.

Autor: Diego J.

Mira dónde vengo a encontrarme este discurso… Me encanta.

Saludos.

Fecha: 03/11/2008 16:38.

Autor: Gatopardo a Guillermo

Cuando digo que la traducción es de nuestro colaborador Gerald Widemann es porque es suya, y no de Luis Astrana Marín. Le ruego que las coteje y las compruebe antes de afirmar alegremente lo primero que se le pase por la cabeza.
Gracias anticipadas.

Fecha: 15/01/2009 06:58.

Autor: isabelbarcelo

Muchas gracias por darme el enlace a esta traducción. Esto, además, me ha permitido darme cuenta de que había enlazado mal la mía. Veo que tenemos intereses comunes, así que me alegro de que me haya encontrado. Saludos cordiales.

Fecha: 03/07/2009 14:48.

Autor: Manuel

Bruto dice que Cesar murio por su ambicion y Marco Antonio les dice que todos somos ambiciosos y por lo tanto se justifica la venganza sea la muerte del honorable Bruto Antonio, quien mato al no menos honorable Julio Cesar.Es cierto que ambos discurso son ejemplos clasicos de los estilos atico y asiatico de la oratoria.
Quisiera recomendar un texto de Michael Parenti que se encuentra en este enlace: http://www.nodo50.org/rebeldemule/foro/viewtopic.php?f=13&t;=5148

Fecha: 30/07/2009 02:14.

Autor: federico

La republica romana era una enorme farsa y cesar lo sabía muy bien… no funcionaba bien.Si roma iba a regir el mundo conocido, necesitaba un emperador… claro que Octavio aprendió como hacerlo

Fecha: 25/08/2012 22:24.

Autor: ricardo rodríguez miro

Pau: como bien decís Marco Antonio era un fiel amigo de César, Inteligente, Listo. Atributos todos ellos que comparto.
Pienso que era todo ello y además ambicioso. Siempre he pensado en los minutos desde que encuentra su cadáver y lo lleva cargando hasta el foro. Los pensamiento y emociones ciertas de vengar al amigo muerto, además de recibir para sí los beneficios secundarios de la muerte de su amigo. Esa ambigüedad, tan humana, lo reviste. En cambio Bruto me parece más al héroe trágico o romántico, muere por la república de Roma. Acometer su martirio arrojadose sobre la espada de Casio. Escribo desde el punto de vista literario interpretativo. No quiero herir susceptibilidades bien documentadas.

Fecha: 06/02/2013 01:08.