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Mapa de Piri Reis

«España es una chusma gobernada por otra chusma». Napoleón

Sólo en este país puede darse una concatenación de tontos, incultos e incompetentes descontrolados como la que ha asolado el Ministerio de Cultura en los últimos años. La Biblioteca Nacional de España ha sufrido especialmente las “ideicas” y ocurrencias de quienes se han propuesto que los únicos referentes culturales de los españoles sean la televisión y lo más populachero y chabacano de nuestra historia.

El último desastre ha sido el robo de ciertos mapas en ciertos incunables. En un principio se trataba de un mapamundi de una Cosmographia de Ptolomeo; luego se amplió a “dos mapas de sendos libros iguales” (que dice una fina pluma de El País); más tarde aparecieron otros libros destrozados. El Ministerio de Cultura no ha facilitado más información. Las autoridades y bibliotecarios de la Nacional, menos. Y, los periodistas, que se limitan a decir lo que les mandan, ya han hecho bastante con enterarse de quién es Ptolomeo. Todos ellos se han amparado en el “silencio por motivos de seguridad” recomendado por la Sección de Delitos contra el Patrimonio de la Guardia Civil. Por una vez, tengo que estar de acuerdo con la Benemérita.

La verborragia senil de la Sra. Regás, reproducida y amplificada por unos periodistas con menos seso que una gallina y menos instrucción que un sargento furriel, no es que pueda entorpecer la investigación. Es que va a causar la baja voluntaria y en masa de los agentes encargados del caso.

Sin embargo, Rosa Regás (y, junto con ella, algún figura del Ministerio de Cultura, como don Rogelio Blanco, Director General del Libro Archivos y Bibliotecas, que hasta ahora no ha dicho ni Pamplona) no es que haya ocultado información a los ciudadanos sobre un robo y un atentado al patrimonio nacional. Es que no quiso denunciarlo ante la Policía Nacional ni ante la Guardia Civil ni ante las autoridades. Y se largó de vacaciones dando carpetazo al asunto. Sólo gracias a la honrosa (aunque lenta) decisión de la subsecretaria del departamento, María Dolores Carrión, «en ausencia» de la directora de la Biblioteca«, tuvo noticia la Unidad de Delitos contra el Patrimonio de los robos.

La Sra. Regás tendría que estar dando cuentas de tal actuación ante un juez. Pero se va a jubilar de rositas, sin que nadie investigue si cometió un delito de encubrimiento por omisión de denuncia. De la misma forma que no se va a pedir auditoria de sus fastuosos gastos.

La manga ancha del Partido Popular con esta dama se explica por dos razones: porque el patrimonio cultural no susceptible de manoseo patriotero no le interesa a la oposición ni lo más mínimo; porque, en el caso de la Biblioteca Nacional, el Partido Popular tendría que explicar la incompetencia supina de los directores que nombró: Luis Racionero, Jon Juaristi y Luis Alberto de Cuenca; el derroche de fondos que supuso la mamarrachada arquitectónica de Jerónimo Junquera, que ha dejado el interior de la Nacional como la cafetería de la Estación de Chamartín; y el uso espurio de la Biblioteca y de sus fondos. Por ejemplo, durante la hégira de Aznar y siendo Visir de la Nacional ese portaestandarte de la bandera bicolor que es Jon Juaristi, se permitió que Laura Bush estuviera manoseando a discreción las joyas bibliográficas de la Biblioteca Nacional.

Según me cuenta un bibliotecario, los guantes de algodón blanco que se le ofrecieron para manipular los manuscritos no fueron usados por la Sra. Bush, quien se los guardó en el bolso encantada. O se le habían olvidado las prácticas bibliotecarias o pensó que eran un regalo, como las pastillas de jabón del hotel.

Parece difícil encontrar mujer más sandia que doña Rosa Regás. Pues no pierdan de vista a doña Beatriz Rodríguez Salmones, portavoz de Cultura en el Congreso, del Partido Popular, quien, durante el debate de la proposición no de ley, presentada por su partido para mejorar el funcionamiento de la BNE, rechazó pedir el cese de la directora «porque nos importa muchísimo esta institución» y reconoció que la Biblioteca Nacional es «dificilísima de gestionar». Tiempo al tiempo y veremos a esta lumbrera del foro calentando algún sillón del Ministerio de Cultura.
«Maudit soit qui mal y pensé!», pero me malicio que la política de silencio sobre los robos más huele a encubrimiento que a discreción. Veamos los hechos.

I. La Geographice hyphegesis, Geographia o Cosmographia de Ptolomeo Claudio. La Cosmografía de Ptolomeo, ( escrita hacia 160 dC) es el tratado científico sobre geografía que impera en la cultura europea durante quince siglos. Ptolomeo aporta a la historia de la cartografía el concepto y técnicas de la proyección , coordenadas y listas topográficas. Su concepción del mundo es la que preside las obras de Bocaccio, Chaucer o Alfonso X o la aventura de Colón, de la misma manera que su concepción del universo, expresada en la Megale Syntaxis tes Astronomias o Almagesto, prevaleció hasta Copérnico y Kepler.

Ptolomeo escribió en griego la Geographice hyphegesis (que fue llamada Geographia o Cosmographia en sus traducciones al latín). La obra consta de ocho partes o “libros” cada uno de los cuales dedica a un tema (construcción de mapas, las partes del mundo conocido, etc.). La obra, se dice, iba acompañada de 27 mapas y un mapamundi, que son los que forman el “canon de mapas ptolomaico”. Los manuscritos griegos sufren los avatares de los ultimos tiempos de los Paleologo y del Imperio Bizantino.

Es un filólogo bizantino, Manuel Crisolora, que cambió este nombre por el de Máximo Planudes, quien trae un ejemplar a Florencia hacia 1297, cuando es llamado por Palla Strozzi para que enseñe griego. Planudes, ya entonces, se queja del enorme esfuerzo y dificultad que había supuesto encontrar este manuscrito y, para celebrar el hallazgo, compone unos hexámetros. Por los comentarios de Planudes a este manuscrito (conservado hoy en la Biblioteca Vaticana, Vat. gr. 177) sabemos que este ejemplar no tenía mapas y Planudes adjuntó un rudimentario mapamundi, que confeccionó siguiendo las indicaciones de la obra ptolomaica.

Por ello, hoy se alberga serias dudas de que el conjunto de mapas incluidos en los manuscritos y ediciones posteriores sean copias derivadas de los mapas ptolomaicos “originales”. Más parecen mapas que aplican las técnicas cartográficas y topográficas de la Cosmographia. La traducción del manuscrito griego fue llevada a cabo, hacia 1406, por un discípulo de Crisolora: Jacopo Angelo da Scarperia. A partir de aquí, se hallan manuscritos de esta obra en todas las cortes y reinos europeos, unos con mapas y otros sin ellos..

II Incunables de la Cosmographia de Ptolomeo. Se llama “incunables” a aquellos libros compuestos entre 1453 (invención de la imprenta) y 1500. Durante estos 47 años de “infancia” los libros conservan unos rasgos heredados de la composición del códice humanista y renacentista (por ejemplo, abreviaturas, colofón, ornamentación artesanal…) y van incorporando innovaciones como la ilustración xilográfica, los grabados, la simplificación de las letras y las marcas tipográficas y editoriales. Cada edición representa una concepción distinta de la obra y una firma de la labor artesana y artística del impresor/editor. De ahí la importancia de describir todos los elementos que caracterizan cada edición.

Los incunables de la Cosmographia se distribuyen en 5 ediciones, cuatro italianas y una alemana. Todas, menos la de 1475, tienen mapas. La edición alemana de Ulm tiene una técnica de elaborar los mapas diferente a la italiana: en Ulm se prefiere la xilografia (o grabado en madera); en Roma se opta por una técnica relativamente novedosa, el grabado en cobre a punta seca

– Edición de 13 de septiembre de 1475. Vicenza: Hermannus Liechenstein, interprete Iacobo Angelo ( esto es : impreso en la ciudad de Vicenza por Hermann Liechenstein con traducción al latín de Jacobo Angelo).

– Edición de 1477. Bologna, Dominicus de Lapis. Interprete Jacobo Angelo . Tiene 1 mapamundi y 26 regionales a doble hoja.

– Edición de 1478. Roma, Arnoldus Buckinck. Interprete Jacobo Angelo, ex emendatione Domiti Calderini. Contiene un mapamundi y 26 mapas: 10 de Europa, 4 de Africa y 12 de Asia. Las mismas planchas de los mapas se emplearon para las ediciones de 1490, 1507 y 1508. Que se sepa, hay sólo 38 ejemplares en el mundo., uno en la Academia de la Historia, en Madrid.

-1482 Ulm, Lienhart Holle, Además de la técnica de la xilografia, esta edición se singulariza por tener un mayor número de mapas (38) y porque el mapamundi, grabado y firmado por Johannes Schnitzer de Armsheim, aunque sigue el modelo ptolomaico, añade tierras del norte de Europa (Groenlandia y Escandinavia), cuyos mapas se añaden al “canon” original. Marca característica del grabador es que invierte las enes para reconocer la autenticidad de las copias. Hubo reediciones de esta obra en 1482 y en 1486. Esta considerada, por la belleza de sus tipos y la de sus mapas, como uno de los libros más hermosos jamás impresos. Se supone que quedan unos 120 ejemplares en todo el mundo.

-1490 Roma, Petrus de Turre, 1490 . En esta edición se utilizó, para imprimir los mapas, las mismas planchas que la edición romana de 1478, cuya precisión y belleza eran muy superiores a la edición de 1477. Característico y único de estos mapas son los tipos romanos, de gran belleza, que se consiguieron, no grabándolos con buril, sino agujereando la placa con punzón.

Es decir, desde el siglo II hasta que aterrizan en el Ministerio de Cultura Carmen Calvo y, en la Biblioteca Nacional, Rosa Regas, la Cosmographia de Ptolomeo es un pilar de la historia de la cultura occidental y sus códices, manuscritos, incunables y ediciones representan un valiosísimo legado de la historia del arte. Esta pareja de ignorantes se han permitido derivar los presupuestos destinados a conservar tesoros artísticos como éstos para parties y mamarrachadas.

III. La Cosmographia de Ptolomeo Claudio (Ptolomaeus Claudius). Ejemplares que existen en la Biblioteca Nacional de España.

1. Edición de 1475
De esta edición existe un ejemplar con signatura: Inc/1337. (Signatura es una combinación alfanumérica que indica la “matrícula” o colocación del ejemplar. En este caso, Incunable, nº 1337).

2. Edición de 12 julio de 1482. De esta edición hay un ejemplar con signatura Res/255 (es decir Reservado, nº 255. Teóricamente este ejemplar requeriría la autorización del Director de la Biblioteca para ser consultado)

El Res/255, según consta en la pagina web de la BNE, contiene,”en el libro VIII, 27 mapas a doble página y a página entera coloreada” y un total de 38 estampas. Entre ellas un mapamundi grabado por Johannes Schnitzer de Armsheim (es decir, Johannes, tallista de Armsheim, ciudad alemana en Renania-Palatinado).

El nombre del insigne grabador de mapas, retratado por Schongauer, se ha transformado, en manos del analfabeto responsable de la ficha bibliográfica de la Biblioteca Nacional en Johannes von Armszheim. Esta luminaria de la biblioteconomía dice: “El mapa mundi lleva la inscripción: Insculptum est per Johannê Schnitzer de Armszheim”. Si miran esta inscripción, en la parte superior centrar del mapamundi, verán que dice “Armβheim”, o sea la grafía alemana para s sorda. No contento con la burrada paleográfica, traduce al alemán el nombre: “Johannes von Armszheim” y así se ha catalogado; cuando lo correcto sería: Johannes Schnitzer aus Armβheim o Armsheim. La gracia ha hecho desaparecer de los ficheros y catálogos de la Biblioteca Nacional a un artista de fama universal. O sea, que si les interesa este grabador, acudan a cualquier sitio que no sea la Biblioteca insignia de la nación, porque, en ese negociado, no se le conoce.

Edición de 16 de julio de 1482. De esta edición existen dos ejemplares en la BNE: el Inc/116 y el Inc/1475. Según la farragosa descripción accesible en la página web, cada uno de estos ejemplares tiene 38 “estampas” y la principal diferencia entre ellos es que al Inc/116 le falta el grabado de la inicial N

Las 38 iluminaciones de cada uno de los tres códices de 1482 los desglosan en la BN:

2 iniciales grabadas

4 diagramas astronómicos

32 mapas: 1 mapamundi y 31 mapas representando las partes del mundo.

Edición de 4 de noviembre de 1490. Hay dos ejemplares en la BNE: el Inc/756 y el Inc/1105. De estos incunables no se da ninguna información ni se dice si tienen mapas o no. Los tienen los ejemplares de la misma fecha e impresor de la Biblioteca Panizzi (Reggio Emilia), la Biblioteca del Polesine (Rovigo) y de la Biblioteca Seminario di Milano, pero, en la BNE no se le considera lo bastante importante para detallar y describir sus mapas. La valoración de un solo mapa de esta edición, de los 27 o más que debe de tener, varía de 10.000 a 150.000 euros.Tampoco se tiene en cuenta que esta edición se caracteriza por tener un grabado de Ptolomeo, también presa altamente cotizada en el mercado de coleccionistas.

Los mapas de Ptolomeo y el mercado internacional de arte robado.- La historia de la cartografía va fatidicamente unida a la historia de los robos de mapas. Durante la Edad Media y el Renacimiento, poseer mapas o las técnicas para confeccionarlos significaba detentar un poder, que afectaba al comercio, a las rutas de navegación, o a la descripción de posibles territorios de conquista. Las grandes escuelas cartográficas se hallan en ciudades emblemáticas de las sucesivas potencias europeas:, Mallorca, Venecia, Florencia, Sagres (punto de partida de la expansión marítima portuguesa desde la principios del siglo XIV) y las condenas por robar o sacar mapas de un territorio mapas podían llegar a la pena de muerte.

Con el nacimiento de la imprenta y el descubrimiento de América, los mapas que se valoran son aquellos que incorporen los nuevos territorios , la que antes se llamaba “terra ignota” y reflejen una imagen de la tierra, según las nuevas leyes de la física y la cosmografía científica. Waldseemüller, por ejemplo, intentó incorporar al mapa ptolomaico las observaciones y descubrimientos de Americo Vespucio. El único mapa existente de Waldseemüller, que llama, por primera vez, “America” a estos territorios, está hoy en la Library of Congress de Washington. En 2001 el gobierno alemán permitió al principe Waldburg-Wolfegg que vendiera a la Biblioteca americana por diez millones de dólares este mapa, catalogado como parte del tesoro artístico alemán. Esta transacción, reconocida por muchos como “robo moral”, es el mejor (o, al menos, más legal) escenario en el que se desarrolla hoy el mercado de mapas.

Efectivamente, durante el siglo XIX y primera mitad del XX, los colectores de mapas se limitaban a un reducido número de bibliófilos o especialistas sin gran poder económico. Los mapas robados eran pocos y se pagaba poco por ellos. Debemos a una nefasta figura llamada Graham Arader el que exista un mercado creciente y sin escrúpulos de mapas antiguos. A este marchante norteamericano se le ocurrió la feliz idea de convertir los mapas en objetos de adorno, para complementar la decoración de la oficina de un banquero o la consulta de un dentista. Lo que interesaba era el mapa y, por tanto, se mutilaba sin contemplaciones el manuscrito, códice, incunable o ejemplar en el que estaban insertos. Esta salvajada la amplió a los grabados de botánica o fauna. Los grabados o pinturas pueden centuplicar el valor de la obra en la que están.

Y el robo es más fácil. Un ladrón no tiene que preocuparse en esconder un manuscrito o libro. Se limita a saber ocultar y manejar con discreción una cuchilla y los mapas o grabados robados se esconden fácilmente entre folios o entre la ropa. Miles Harvey, en su libro “La Isla de los mapas perdidos” (obra entretenida si uno tiene el sentido común de irse a tomar una copa cuando el autor hace conatos de estilo), describe a Graham Arader con la fascinación plebeya de un típico papanatas, encandilado por el prepotencia del dinero. Precisamente hay un capítulo en que cuenta cómo se subasta en Sotheby`s una Cosmographia de Ptolomeo, de 1482, que Arader adquiere por 1.150.000 $. El último dueño de la Cosmographia que Sotheby`s hace público se remonta al siglo XVIII. A partir de aquí se acoge al derecho de confidencialidad. Un mes antes, la casa de subastas Christie´s fue pillada en renuncio intentando vender otra Cosmographia de Ptolomeo (la edición de 1477), que había sido robada a la Biblioteca Nacional de Francia… Si uno piensa que sólo el mapamundi de la obra vale hoy dos millones de euros, y que la obra tiene de 27 a 38 mapas, el precio pagado era una buena inversión.

Todo esto es posible por la coexistencia de distintos tipos de corrupción y negligencia criminal. Los mapas se roban y las instituciones no denuncian los robos para ocultar el escándalo. En treinta años, se han robado miles de mapas y, por tanto, se han mutilado miles de libros valiosísimos, en las bibliotecas de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, Finlandia, Países Bajos. En la mayoría de los casos, ha sido la policía la que ha tenido que ir preguntando a las bibliotecas si los mapas encontrados entre el botín de algún ladron, les pertenecían. Arader decía que los bibliotecarios eran una partida de gandules e incompetentes y tenía razón.

En Madrid, el 30 de junio de 2001 se celebró un congreso de la International Society of the Curators of Early Maps (ISCEM), donde se habló por extenso de la plaga de robos de mapas que habían ocurrido en los últimos diez años en las mejores bibliotecas del mundo. Supongo que las autoridades de nuestra Biblioteca Nacional estaban ocupadas eligiendo el color de la formica de la espectacular remodelación actual.

La Interpol y el FBI han colapsado los correos electrónicos advirtiendo de los delitos a todas las Bibliotecas del mundo que custodiaban mapas antiguos. Cientos de páginas web de bibliotecarios con algo de ética y vergüenza han estado enviando descripciones de ladrones, transmitiendo información sobre los últimos dos apresados: Gilbert Bland y Forbes Smiley, los seudónimos utilizados, las bibliotecas visitadas por ellos, etc, etc.

La Biblioteca Nacional de España no se ha dado por enterada de que, desde hace más de veinte años, los mapas antiguos son uno de los objetos más valorados en el mercado de arte mundial. No se ha molestado en describir con un mínimo de profesionalidad su fondo cartográfico, no ha comprobado si hay mutilaciones, ni ha hecho una sola consulta ni un solo estudio de normas de seguridad a expertos. A fecha de hoy no sabemos (y estoy seguro que Regàs se ha ido sin saberlo, ni falta que le ha hecho) que édiciones y obras han destruido en la Nacional. Tampoco han explicado por qué y cómo han permitido el acceso al incunable Res/255, cuando existía de éste copia digital. Y, con el número tan ridículo de fondo antiguo digitalizado, no creo que se les olvidara su existencia.

El 30 de noviembre de 2004, Don Rogelio Blanco presidió un “Seminario de Digitalización y Patrimonio” con un subtítulo digno de la cursileria de esta grey: “Experiencias en Archivos y Bibliotecas”. Yo estoy seguro que, con el equipaje cultural que llegan ministros, subsecretarios y directores generales, al cargo, lo de ponerse delante de más de diez libros debe de ser una experiencia digna de congreso.

El nuevo ministro de Cultura, César Antonio Molina, salió bien parado de la Dirección del Instituto Cervantes, por el expedito truco de dedicar fondos y sedes a poner películas españolas.

La nueva directora de la Biblioteca Nacional (que nos dará grandes titulares) ya ha advertido que se ha leído “La Carta Esférica” de Arturo Pérez Reverte, porque “el tema de los mapas está de moda”. Ésta nos ameniza las veladas poniendo la Iliada en Reggaeton. Tiempo al tiempo.

El espía que surgió del frío.

En imagen: mapa de Piri Reis

Publicado el 17/09/2007 08:50.

Comentarios

Autor: Ramón Mier

La primera línea es una mentira burda.

«Sólo en este país puede darse una concatenación de tontos, incultos e incompetentes descontrolados como la que ha asolado el Ministerio de Cultura en los últimos años»

En México no cantamos mal las rancheras.

Fecha: 17/09/2007 10:31.


Autor: Moisés

Si gestionar la BNE es un asunto dificilísimo, cosa que no dudo, sería de agradecer que en el Ministerio alguien tuviese la feliz idea de poner al frente de ella a un experto en biblioeconomía, en vez de a un autor de más o menos relumbrón, que, en el mejor de los casos, sabrá mucho de literatura pero eso no lo capacita para dirigir tamaña empresa.

A Ramón Mier: En España bailamos muy bien los pasodobles.

Fecha: 17/09/2007 11:14.


Autor: Lonely Flipidor

Perplejito me voy quedando, Gato Pardo, con lo que he leído por aquí sobre la Fundación Ramón Menéndez Pidal y el acoso y atropellos ilegales a la que ésta está siendo sometida por la Fundación Ramón Areces.

Y los detalles sobre la gestión de la Regás de la BNE y los hurtos en ésta sucedidos no me ha dejado menos contrito y pasmado.

En otra ocasión vendré a leer el post sobre el atentado contra la Embajada de Israel y la mutual judía AMIA. Ahora sería demasiado para mí.

Gato Pardo, puede leer un relato sobre la Sra. Regás y la estatua de Ramón Menéndez Pidal si se va al final de este blog (fué mi primera crónica de de periodismo de ficción), cuya dirección le adjunto:

https://unhogarenlosabismos.blogia.com/

Como comprobará no me he preocupado ni ocupado nada del aspecto técnico del blog. Pero por lo menos la letra es muy legible.

Volveré por aquí, ya le digo.
Maneja Ud. muy bien una documentación muy interesante. Aunque ya le he adelantado, o sugerido, que yo estoy un poco ya sólo para literaturas y buen vino, y el resto de mi vida, que espero que sea muy largo, administraré con mucho cuidado mis dosis de información política y similar.

Un saludo muy respetuoso de

Lonely Flipidor

Fecha: 21/09/2007 05:12.


Autor: Lonely Flipidor

No, ni mucho menos la gracia está en confundir a D. Marcelino con D. Ramón. Esto en el contexto del relato es una tontería. Se cambia el nombre de D. Ramón por el de D. Marcelino y vuelve a quedar todo como estaba. Aunqeu como es una crónica de periodismo de ficción lo mismo me da. He leído el nombre de Menéndez Pidal en todos los artículos y crónicas. Ahora me suena que al principio se trataba, en efecto, del Sr. Pelayo, cómo no. Un señor con ese apellido tiene que ser alguien muy horrible y nada partidario de la Alianza de Civilizaciones y demás parques temáticos al gusto del Zapatitos, que nos cuenstan un riñón.

Lo cierto que no está mal que le diga que la gracia de mis relatos no está en que, en algún caso, haya cambiado un nombre real por otro. Son graciosos por sí mismos (bueno, depende de la temática, que no todos son de humor.) No está mal que diga esto, aunque yo sea su autor, porque mis lectores me han convecido de que esta es la verdad. Tengo algún detractor que otro muy espectacular también, pero estoy seguro que tienen cáncer o algo similar, o aun algo mucho peor, porque esa mala fe y peor baba de la nada no puede salir.

Admiro su trabajo y volveré.

Fecha: 21/09/2007 18:45.


Autor: Gatopardo a Lonely Flipidor

Solemos pedir que los lectores se abstengan de hacer comentarios que no aporten algo al artículo, y solemos borrar los que no se ajustan al tema o tienen faltas de ortografía. No nos parece oportuno que traslade a los comentarios de Gatopardo la conversación y su respuesta sobre el artículo que nos pidió que leyéramos en su blog sobre el tema, cosa que hicimos. Como a usted le parece irrelevante confundir a Menéndez Pidal y a Menéndez Pelayo, y otras cuantas confusiones de cultura elemental, es evidente que le sobrarán a usted lectores, por lo que le rogamos que no traslade al artículo de investigación de El espía que surgió del frío su entusiasta admiración por sí mismo, su propio estilo y su sentido del humor, que no es el nuestro, ni venga a polemizar sobre cuestiones que seguramente tienen cabida en su blog, y no en nuestra bitácora.
Gracias
El enlace directo al artículo de Lonely Flipidor, para quien quiera leerlo, es:
https://unhogarenlosabismos.blogia.com/2007/082901-conmoci-n-en-el-mundo-de-la-cultura-catalana.php
Saludos cordiales

Fecha: 22/09/2007 05:04.


Autor: maria

Les digo que en Argentina, han procesado a quienes les robaron sus Mapas, un Argentino, un uruguayo y un italiano.
Quieren sus nombres? mas datos?
Gracias por poder publicar.

Fecha: 09/07/2008 00:04.